En los treinta y cuatro años que van desde 1905 hasta 1939. es decir, en el espacio de tiempo al que se dedica esta obra, el automóvil ha experimentado progresos sustanciales. De hecho, no existe ninguna pieza que no haya sufrido modificaciones más o menos profundas, por dentro y por fuera, partiendo de motores que fueron inicialmente mono o bicilíndricos, con débil rotación y con potencias específicas modestas, hecho éste que explica por qué en los coches de cierto prestigio se llegó a cilindradas muy altas, requeridas también por el elevado peso de las carrocerías En dicho periodo hubo una gran variedad de tipos, especialmente en el sector de las pequeñas cilindradas, con motores refrigerados por aire o por agua, y situados en el centro (incluso bajo el piso) o en la parte anterior o posterior, mono o bicilíndricos, con cilindros en línea, en V opuestos, de dos o cuatro tiempos Después, en los años treinta, se inició la hegemonía de los motores con ocho cilindros en línea, sustituidos más tarde por los de ocho cilindros en V.