La madre de un niño autista que fue finalmente reconocido como un genio relata su rechazo del consejo convencional de expertos en desarrollo y comparte las estrategias que utilizó para aprovechar el potencial de su hijo. El hijo Jacob de Kristine Barnett tiene un CI más alto que el de Einstein, una memoria fotográfica, y se enseñó cálculo en dos semanas. A los nueve años comenzó a trabajar en una teoría original en astrofísica que los expertos creen que algún día podría ponerlo en la línea de un Premio Nobel, ya los doce años se convirtió en un investigador pagado en física cuántica. Pero la historia del viaje de Kristine con Jake es aún más notable porque su extraordinaria mente estaba casi perdida por el autismo.

The mother of an autistic child who was eventually recognized as a genius recounts her rejection of conventional advice from developmental experts and shares the strategies she utilized for tapping her son's potential. Kristine Barnett's son Jacob has an IQ higher than Einstein's, a photographic memory, and he taught himself calculus in two weeks. At nine he started working on an original theory in astrophysics that experts believe may someday put him in line for a Nobel Prize, and at age twelve he became a paid researcher in quantum physics. But the story of Kristine's journey with Jake is all the more remarkable because his extraordinary mind was almost lost to autism.