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INTRODUCCIÓN
El niño y la música
Hay que partir de la base de que a los niños les gusta la música. Les encanta cantar, oír cantar, seguir un ritmo, danzar y dar vueltas al corro al compás de una tonada. La capacidad de placer por la música aumenta al tenor de la preparación que el niño recibe. Como todas las demás introducciones al mundo de la cultura y del espíritu, la sensibilización musical debe hacerse de forma gradual, partiendo de fragmentos musicales breves, fáciles de aprender y de seguir.
Hay una música especialmente adaptada a los niños en la que tiene una importancia especial el ritmo. Sabemos lo sensibles que son todos ellos a los sones ritmados — desde las canciones de cuna a los juegos de corro — y por este motivo las canciones de ritmo muy marcado y de tonada y letra muy simple son las más indicadas para servir de introducción. Los niños podrán cantarlas y también seguirlas con palmadas, con juegos de ritmo e incluso danzarías y mimarlas.
Es importante que las escuelas se propongan en serio dar una base de cultura musical a sus alumnos a fin de enriquecerles personalmente y de aumentar el nivel colectivo de nuestro país, tan bajo en este sentido. No podemos hacernos ilusiones por los éxitos que obtienen algunos grupos minoritarios en certámenes internacionales. Debemos reconocer que son el resultado de una entrega casi heroica y de una lucha interminable contra los innumerables obs táculos — económicos, falta material de tiempo y de locales de reunión, coste de viajes culturales y de expansión, etc.— que se interponen a todo esfuerzo de superación llevado a término por grupos...